Durante el 2017 se implementó en los Primeros Básicos proyecto piloto que replantea el concepto de evaluación en busca de un enfoque que valore los procesos de aprendizaje.
Atendiendo a que la Innovación Pedagógica es uno de los ejes del Proyecto Educativo Institucional (PEI) y a la inquietud de los equipos pedagógicos del Ciclo 2, que pretendían afianzar el proceso de articulación y transición entre Ed. Parvularia y Básica, el Liceo Experimental Manuel de Salas de la Universidad de Chile implementó desde el 2017 una nueva modalidad de evaluación cualitativa para los Primeros Básicos.
Se trata de la eliminación de las notas para pasar a una evaluación que valore los procesos de aprendizaje de cada niño y niña, enfocándose en lo que el estudiante logró, lo que está por lograr y lo que no ha logrado, a través de rúbricas, registro de observaciones y listas de cotejo.
“Es una idea que se viene pensando hace bastante tiempo, ya que veíamos la necesidad de mejorar la transición hacia Básica”, afirma Erika Pérez, profesora de Primero Básico y una de las impulsoras del proyecto. “Los niños y niñas pasaban de hacer proyectos y tener muchos recreos a un primero básico donde llegaban las pruebas y evaluaciones de lápiz y papel, en las que se les calificaba con un número. No sabían qué era una nota y ahí surgió la inquietud del equipo”, agregó la docente.
El proyecto, que continúa en la generación pionera y que ya se estableció para los Primeros Básicos venideros, tiene como base el enfoque humanista que valora la integridad humana, dándole mayor sentido en la interacción social con el fin de promover un aprendizaje significativo.
Además, el equipo de docentes a cargo afirmó en la Jornada de Innovación Educativa del Liceo, que en este proyecto la evaluación, entendida como el proceso de recolección de variadas fuentes, permite tener “información rica, constante y más real sobre las necesidades relacionadas con el desempeño de cada estudiante, lo que permite la realización de cambios oportunos por parte del docente durante todo el proceso”.
Recreos extendidos
El proyecto de cambio de evaluaciones se complementó con la implementación de recreos extendidos. Niños y niñas pasaron, de tener 15 minutos, a tener 30 minutos de recreación entre clases.
El propósito proporcionar mayor espacio para generar actitudes sociales que se reflejen en una mejor disposición del estudiante al trabajo escolar. “Vimos que esto se reflejaba en un mejor clima de aula, por lo tanto una mejor disposición al aprendizaje”, comenta Sandra Vergara, otra de las docentes que impulsaron y aplicaron el proyecto.
Esto también se impulsó porque, al estar trabajando con niños de 6 o 7 años, las docentes sentían que tenían una deuda con ellos y ellas en relación con la importancia de tener buenos tiempos de recreación, máxima respaldada por la Convención de los Derechos del Niño, que en su artículo N° 31, punto 1, señala: “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad …”.