Nuestro ex estudiante registró su proceso durante seis años y hoy nos muestra los detalles e intimidades de su transición para acercar su historia. “Al comienzo pensaba que era el único chico trans que existía en Chile”, señaló en la entrevista.
Bastián llegó Séptimo Básico del Liceo Manuel de Salas el 2013. Un año antes, junto a su prima Lorena, habían comenzado a registrar videos sobre su proceso de transición de género y continuaron durante los siguientes seis años. El material se transformó en el documental “Soy Niño”, que se estrenó este mes y que muestra lo más íntimo y las dificultades sociales y económicas de un proceso de transición de un chico trans en Chile, pero sobre todo la importancia del acompañamiento.
Luego de su egreso el 2018, volvimos a ver a Bastián por los patios del LMS porque nos vino a contar sobre su película. “El Liceo fue una de las primeras redes de apoyo en ese momento y me sentí seguro”, comentó
Con ello se generó una conversación en la que nos comentó sobre la importancia del acceso a la información, su mirada sobre cómo ha cambiado el contexto para l@s chic@s trans y su propósito de lograr realizarse una mastectomía que mantiene activa su campaña de recolección de fondos “Cirugía para Bastián”.
¿Qué perspectiva muestra el documental sobre el acompañamiento de la familia en los procesos de transición? ¿Con qué otras realidades se puede contrastar y a qué invita a quienes son parte del proceso como acompañantes?
El documental “Soy Niño” muestra la mirada de un acompañante sobre el proceso desde mi realidad, en la que conté con mi familia desde mi desafío más importante: contarles lo que estaba sucediendo en ese momento. Ell@s en vez de decir que estaba mal, sabían de cierta manera que lo que yo les decía era verdad e investigaron inmediatamente para poder tener herramientas y hacerme sentir más cómodo. Eso es lo que debería suceder en todo momento.
Hay casos en que las personas trans no se sienten apoyadas directamente por su familia y empiezan a recibir discriminación principalmente en casa y colegio (entre otros). Eso afecta mucho emocionalmente y genera que comiencen a construir una visión de ellos y de los espacios en la que se sienten indefensos.
Fueron 6 años de grabación y el contexto social ha cambiado. ¿En qué sociedad consideras que comenzó tu transición, cómo evalúas el escenario actual y cuáles crees que son los aspectos fundamentales hacia dónde se tiene que avanzar?
Yo creo que era un momento justo como de aceptación. Y en el cual l@s niños, niñas y adolescentes estaban teniendo más apertura en abrir sus mente, por ejemplo a sus orientaciones sexuales. A la gente ya no se les parecía raro. Entonces l@s jóvenes ya estaban abiert@s y en el momento que quise hablar de mí, la sociedad ya estaba abierta a escuchar e intentar de entender lo que me sucedía.
Al paso de los años se puede decir que va todo muy bien enfocado. El único problema es que no se avanza a un ritmo que desearíamos y queremos los chicos trans, por ejemplo: ¿cuánto tiempo estuve esperando para realizar el cambio de nombre? Fue mucho y el tener el carnet con el nombre con en el cuál uno se siente identificado es un proceso que, como chico trans, genera ilusión. El proceso del trámite no es tan rápido, así que todo finalmente va paso a paso.
Sabemos que cuando comenzaste a descubrir la necesidad de transicionar fueron importantes algunos videos que encontraste en Youtube o foros, en un contexto donde había poco acceso a información sobre diversidades sexogenéricas. ¿Cuál es el rol que pretende cumplir el documental al respecto?
Al principio cuando yo buscaba material sobre todo lo que me estaba sucediendo lo encontraba, pero de distintos países como México, España, Estados Unidos, por ejemplo. Encontraba sólo en el extranjero y pensaba que era el único chico trans que existía en Chile, entonces cuando veía esos vídeos me daba cuenta de que había un mundo distinto en dónde había discriminación y todas esas cosas.
El documental pretende mostrar en realidad que cualquier chica o chico trans puede lograr hacer todo el proceso, hablar sin miedo e inspirar gente. Como está la sociedad ahora ya no es visto como algo raro.
Han pasado años del comienzo de este camino y sabemos que hoy estás en una campaña para realizar tu mastectomía. ¿Qué significa para ti lograr realizarte esta intervención?
Con respecto a la cirugía de la Mastectomía, por fin me siento contento y siento que estoy cada día más cerca gracias a la campaña. Lo estaba esperando hace muchos años, desde el 2016 que tenía la oportunidad de realizarlo, pero por falta de dinero mis padres no han logrado financiar esta cirugía. Es un sueño que anhelo siempre, es como una manera de cerrar el ciclo, como dar vuelta una página porque sería casi sentirme pleno al 100%. Sólo pensarlo me emociona porque en el transcurso del tiempo he visto a muchos chicos de la fundación que tienen mí misma edad y que se han realizado la cirugía gracias a sus familias. Ya se acerca mi momento, estoy súper nervioso y contento de poder llegar a la meta, gracias a que muchas personas colaboren y compartan la campaña.
Felizmente te vemos aún vinculado con tus profesores y tu colegio ¿Cómo fue tu experiencia en el Liceo y cómo consideras que los espacios educativos debieran abordar y acompañar procesos como el tuyo?
Volver al Liceo fue algo especial porque fue el lugar donde me abrieron todas las puertas que estaban dentro de su alcance. Fue uno de los primeros lugares, junto con mi casa, donde me sentí cómodo y podía ser yo. Todavía se siente esa calidez al ir.
Mientras caminaba en busca de algún profesor justo se cruzó uno que me había hecho clases cuando era más chico y me dio un abrazo, me preguntó cómo estaba, qué estaba haciendo en la vida, cómo iba el documental, cómo va el tratamiento y todo eso para mí es muy reconfortante, porque todavía me siguen brindando ese cariño y esa seguridad que me daban cuando yo era niño. Ell@s, junto a mi familia, fueron los principales que me acompañaron en este proceso ya que al momento de contarles lo que me estaba pasando me dijeron que no me preocupara, que también iban a buscar información, que estarían conmigo en todo lo que yo quisiera ser. Fue una de las primeras redes de apoyo en ese momento y me sentí seguro. El Liceo fue un lugar de seguridad en donde estaba muy bien.
Recuerdo que una profe de historia se llamaba Francisca y mi profe jefe, que se llamaba Nicole, fueron las primeras profesoras a las que les mencioné que me sentía distinto, que era un chico trans y me preguntaron cómo quería que ellas me dijeran en clases, al frente de mis compañer@s, ellas tomaron el libro de clases y colocaron el nombre con el que en ese entonces que me sentía identificado que era Alexis.