«Pensar al Liceo Experimental Manuel de Salas como un espacio respetuoso de los derechos de las niñeces y adolescencias, invita a mirar su Proyecto Educativo Institucional (PEI), que hace propia la Declaración de los Derechos Humanos y de los Derechos del Niño y comprende que el rol de garante de derechos lo obliga a cumplir su labor educativa promoviendo una cultura de buen trato, respeto y protección integral, previniendo situaciones de violencia y actuando en caso de que ocurran
Columna de Tania Larraín
Abogada responsable del área Jurídica LMS
El 25 de abril se conmemora el Día Internacional contra el Maltrato Infantil, una fecha que llega en un año donde se han conocido, a través de los medios de comunicación social, sobre diversos casos de maltrato infantil que nos han sobrecogido e impactado. En razón de ello, es importante tener en consideración el rol que el sistema educacional cumple en la lucha por la erradicación del maltrato infantil, es decir, cómo el espacio educativo es un agente que no solo cumple el rol de entregar conocimientos sino que también acompaña las trayectorias de las niñeces y adolescencias de manera integral, comprendiendo que el proceso educativo es más que solo lo que ocurre en las aulas, llegando incluso a estar presente en el espacio privado de el/la/le estudiante y sus familias.
Desde esa idea, pensar al Liceo Experimental Manuel de Salas como un espacio respetuoso de los derechos de las niñeces y adolescencias, invita a mirar su Proyecto Educativo Institucional (PEI), que hace propia la Declaración de los Derechos Humanos y de los Derechos del Niño y comprende que el rol de garante de derechos -que el Estado le ha asignado a los establecimientos educacionales, la sociedad en su conjunto y toda persona individualmente- lo obliga a cumplir su labor educativa promoviendo una cultura de buen trato, respeto y protección integral, previniendo situaciones de violencia y actuando en caso de que ocurran.
De acuerdo con los lineamientos proteccionales, el maltrato infantil adopta diversas formas, todas igualmente inaceptables y con consecuencias profundas en el desarrollo integral de las niñeces y adolescencias. Entre ellas, destacan:
El maltrato infantil no es un problema individual ni privado, sino una problemática estructural que responde a factores históricos, culturales y sociales que perpetúan la violencia y la desigualdad, por lo que se hace fundamental abordarlo desde una perspectiva de DDHH y de género, reconociendo las desigualdades y vulneraciones específicas que afectan a determinados grupos.
Por lo anterior, el rol de garante de derechos que le corresponde primariamente a las familias, el Estado y las instituciones, es también una tarea que convoca a todas las personas, haciéndose necesario que el establecimiento logre propiciar que toda la comunidad educativa se involucre en la construcción de una cultura de la paz que releve la protección y la creación de entornos seguros hacia cada integrante que conforma el LMS, desplegando prácticas activas que vayan en la línea de erradicar cualquier tipo de violencia que atente especialmente contra niños, niñas y adolescentes. A partir de un compromiso colectivo y consciente podremos garantizar espacios de respeto, dignidad y cuidado para cada uno y cada una de ellos/as.
Porque la niñez y adolescencia deben vivirse en un entorno de amor, cuidado y respeto, digamos NO al maltrato infantil.